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  • Foto del escritorJosé Alaniz

Los trastornos alimenticios: Una mirada profunda


Los trastornos alimenticios representan un conjunto de condiciones psicológicas que se caracterizan por hábitos alimentarios anormales o perturbadores, los cuales pueden tener un impacto significativo en la salud física y mental de una persona. Estas condiciones van más allá de solo elegir qué y qué no comer, se enraízan profundamente en las percepciones del sujeto sobre la comida, su cuerpo y su autoestima.


¿Qué son los trastornos alimenticios?


Los trastornos alimenticios son definidos por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ta Edición (DSM-5), como trastornos caracterizados por una perturbación persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la alimentación; que resulta en el consumo o absorción alterada de alimentos y que significativamente perjudica la salud física o el funcionamiento psicosocial del individuo. Esta definición cobija varias condiciones específicas, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, cada una con sus propios criterios diagnósticos.


La APA describe estos trastornos como complejos; ya que, su origen es multicausal, desde factores biológicos, psicológicos, familiares, genéticos, ambientales y socioculturales. Además, estos trastornos se asocian a menudo con comorbilidades psiquiátricas como la ansiedad, la depresión y los trastornos obsesivo-compulsivos. La gravedad de estos trastornos se evalúa en función de su impacto en el funcionamiento físico y psicosocial, así como en la calidad de vida del individuo afectado.


Profundizando en su origen


Desde una perspectiva científica, la etiología de los trastornos alimenticios se entiende mejor a través de un modelo biopsicosocial, que considera la interacción de factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Los estudios científicos modernos han identificado varios componentes clave en el origen de estos trastornos:


1. Genéticos: Estudios han demostrado que los trastornos alimenticios pueden tener un componente hereditario. El análisis de gemelos y familias sugieren que la anorexia y la bulimia; por ejemplo, tienen una significativa heredabilidad. Variantes genéticas específicas asociadas con rasgos como la ansiedad, la perfección y el control pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastornos alimenticios.


2. Neurobiológicos: Los desequilibrios en neurotransmisores y sistemas hormonales que regulan el hambre, la saciedad y las emociones pueden jugar un papel crucial. La investigación ha indicado alteraciones en los niveles de serotonina y dopamina en individuos con trastornos alimenticios, sugiriendo un desbalance en los sistemas de recompensa y regulación emocional.

 

3. Psicológicos: Factores psicológicos como la baja autoestima, el perfeccionismo, la impulsividad y problemas para gestionar las emociones pueden predisponer a individuos a desarrollar trastornos alimenticios. La ansiedad, la depresión y otros trastornos del ánimo son comunes en personas con estas condiciones.


4. Socioculturales: La presión social y los ideales culturales sobre la apariencia y el peso pueden influenciar significativamente la percepción que tiene una persona sobre su cuerpo y su alimentación. La exposición a medios que idealizan ciertos tipos corporales ha sido vinculada con la insatisfacción física y el desarrollo de prácticas alimenticias desordenadas.


Psicoanalíticamente hablando, los trastornos alimenticios podrían interpretarse como manifestaciones de conflictos psíquicos no resueltos, donde la alimentación y el control del cuerpo se convierten en una vía para expresar y manejar conflictos internos y ansiedades. El manejo del peso y la comida puede simbolizar una lucha por el control, la autonomía, o un intento de satisfacer necesidades emocionales no cumplidas. Hay estudios, que señalan que un destete traumático durante la lactancia, así como el no recibirla, o tenerla, pero en condiciones adversas pueden llegar a influir en el desarrollo de problemas alimenticios en la adultez.


En resumen, la ciencia actual respalda un enfoque integrador para entender los trastornos alimenticios, reconociendo la interacción de múltiples factores. Al mismo tiempo, interpretaciones psicoanalíticas ofrecen una dimensión adicional, enfocada en el significado psicológico y emocional detrás de estos comportamientos.


Tipología


1. Anorexia Nerviosa: Caracterizada por la restricción de la ingesta de alimentos, que lleva a un peso corporal significativamente bajo, miedo intenso a ganar peso y una distorsión de la percepción del propio cuerpo.


2. Bulimia Nerviosa: Involucra episodios recurrentes de atracones seguidos de comportamientos compensatorios, como el vómito autoinducido, con una marcada preocupación por el peso y la figura corporal.


3. Trastorno por Atracón: Se caracteriza por episodios recurrentes de ingestas excesivas de alimentos en un corto período de tiempo, acompañados de una sensación de pérdida de control durante el atracón, sin conductas compensatorias regulares.


Factores de riesgo


- Factores genéticos y biológicos.

- Problemas de autoestima y percepción corporal.

- Presiones socioculturales sobre la apariencia física.

- Historial de dietas o restricciones alimentarias.

- Experiencias de trauma o abuso.

- Trastornos psicológicos coexistentes, como la ansiedad o la depresión.


Tratamiento


El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) requiere un enfoque integrativo que a menudo combine intervenciones psicológicas, nutricionales, y médicas. A continuación, se detalla el tratamiento psicológico específico para cada uno de los principales trastornos alimenticios según lo que la ciencia ha demostrado que funciona más en casos severos:


1. Anorexia Nerviosa:


a) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La TCC para la anorexia se enfoca en cambiar los pensamientos distorsionados sobre el peso, la comida, y la imagen corporal, promoviendo hábitos alimenticios saludables. Se trabaja para mejorar la autoestima y desarrollar estrategias de afrontamiento para manejar la ansiedad asociada a la alimentación y el peso.


 b) Terapia Familiar Basada en Maudsley (FBT): Particularmente efectiva en adolescentes, esta terapia involucra a la familia en el tratamiento, dándoles un papel activo en la recuperación del paciente. Se centra en empoderar a padres y madres para ayudar a su hijx a ganar peso y en cambiar las dinámicas familiares que pueden contribuir al trastorno.


2. Bulimia Nerviosa:


a) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Considerada el tratamiento de elección, la TCC para la bulimia se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos y las conductas alimentarias desordenadas. También, incluye técnicas para manejar el estrés, mejorar la autoimagen y prevenir recaídas.


 b) Terapia Interpersonal (TIP): La TIP es efectiva en el tratamiento de la bulimia al enfocarse en los problemas interpersonales que pueden contribuir al desarrollo y mantenimiento del trastorno. Ayuda a mejorar las habilidades de comunicación y a resolver conflictos en las relaciones.


3. Trastorno por Atracón:


a) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La TCC es el tratamiento más eficaz para el trastorno por atracón, ayudando a los pacientes a identificar los desencadenantes de los atracones, cambiar los hábitos alimenticios desordenados y desarrollar estrategias de afrontamiento saludables.

 

b) Terapia Interpersonal (TIP): Al igual que con la bulimia, la TIP puede ser beneficiosa al tratar el trastorno por atracón, enfocándose en los problemas interpersonales que pueden estar detrás de los comportamientos de atracón.


4. Otros Tratamientos Complementarios:


a) Grupos de Apoyo y Terapia de Grupo: Proporcionan un espacio seguro para compartir experiencias y estrategias de afrontamiento, ofreciendo apoyo mutuo entre personas que enfrentan desafíos similares.


b) Mindfulness y Técnicas de Relajación: Ayudan a mejorar la conciencia corporal y a reducir la ansiedad relacionada con la alimentación y el peso.


Es crucial recordar que la elección del tratamiento debe ser personalizada, teniendo en cuenta las necesidades específicas del individuo, su situación de salud mental y física, así como sus preferencias personales. La colaboración entre profesionales de la salud mental, médicos y nutricionistas es vital para abordar todos los aspectos de un TCA y facilitar una recuperación integral.


¿Cómo se previenen los TCA?


- Fomentar una imagen corporal positiva.

- Evitar las dietas restrictivas y promover una alimentación balanceada e intuitiva.

- Educar sobre los riesgos de los trastornos alimenticios.

- Fomentar la autoestima y el manejo saludable del estrés.

- Estar atentos a las señales de advertencia y buscar ayuda profesional temprana.


En resumen…


Los trastornos alimenticios o de la conducta alimentaria, son condiciones complejas y multifacéticas que requieren un enfoque comprensivo y multifactorial para su tratamiento y prevención. Entender sus causas, reconocer sus síntomas y adoptar estrategias preventivas pueden ser pasos cruciales hacia la recuperación y el mantenimiento de una relación saludable con la comida y el propio cuerpo. La educación, el apoyo y la intervención temprana son clave en la lucha contra estos trastornos.


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