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  • Foto del escritorJosé Alaniz

Desentrañando la Ansiedad: Comprendiendo, Previniendo y Manejando los Trastornos Ansiosos



La ansiedad es una reacción natural del ser humano ante situaciones que se perciben como amenazantes o desafiantes. Sin embargo, cuando esta respuesta se vuelve constante e intensa, puede dar lugar a trastornos que afectan significativamente la calidad de vida de las personas. En este escrito exploraremos en profundidad qué es la ansiedad, sus causas, los diferentes tipos de trastornos ansiosos, los factores de riesgo, los tratamientos psicológicos disponibles y cómo podemos prevenir las patologías asociadas a ella.


Definición


Según la Asociación Americana de Psicología (APA), es una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, preocupaciones, pensamientos intrusivos y cambios físicos como aumento de la presión arterial. La APA destaca que, aunque la ansiedad es una respuesta común ante ciertos eventos de la vida, cuando se presenta de forma frecuente y desproporcionada puede convertirse en un trastorno.


Por otro lado, Barlow (2002) en su obra Anxiety and Its Disorders: The Nature and Treatment of Anxiety and Panic, la describe como una emoción universal, una respuesta adaptativa al peligro que prepara al individuo para la acción, la famosa respuesta de "lucha o huida". Esta sensación se caracteriza por la anticipación de un futuro amenazante, acompañada de una serie de síntomas físicos y psicológicos que incluyen tensión muscular, inquietud, y una hipervigilancia hacia el peligro potencial.


Barlow, destaca que la ansiedad se convierte en patológica (un trastorno o desorden de salud mental) cuando los mecanismos de adaptación se desactivan sin una amenaza real, o son desproporcionados respecto al estímulo que los desencadena. En este sentido, los trastornos de ansiedad representan una disfunción de los procesos naturales de adaptación del individuo, donde la ansiedad deja de ser una respuesta temporal y adecuada al estrés, para conviertes en una condición de salud crónica e incapacitante, interfiriendo significativamente en la capacidad del individuo para funcionar en su vida diaria.


La distinción crucial que Barlow hace entre la ansiedad como una emoción adaptativa y los trastornos de ansiedad es esencial para comprender cómo la intervención psicológica puede ayudar a recalibrar esas respuestas adaptativas ‘desajustadas’. Los tratamientos; por tanto, están dirigidos no a eliminar la ansiedad por completo, lo cual sería contraproducente, sino a restaurar la capacidad del individuo para responder de manera proporcional a las amenazas reales y a manejar la ansiedad de manera que no interfiera con su bienestar general.


Esta perspectiva sobre la ansiedad subraya la importancia de entender la función originalmente adaptativa de la misma y cómo su desregulación lleva al desarrollo de trastornos que requieren intervención profesional psicológica y en ocasiones hasta psiquiátrica.


Causas

 

Las causas de la ansiedad son complejas y multifacéticas, reflejando la interacción de diversos factores que pueden predisponer, precipitar y perpetuar los trastornos ansiosos. Según Kessler et al. (2005) en su estudio publicado en el "Journal of Clinical Psychiatry", estas causas se pueden clasificar en varias categorías:


1. Genéticas y Hereditarias: La investigación ha demostrado que la ansiedad tiene un componente hereditario significativo. Los estudios de gemelos han indicado que, si un gemelo tiene un trastorno de ansiedad, el otro gemelo tiene una probabilidad mayor que la población general de desarrollar trastornos ansiosos, sugiriendo un fuerte componente genético.


2. Bioquímicos: Los desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, dopamina y norepinefrina han sido asociados con trastornos de ansiedad. Estos desequilibrios pueden afectar la forma en que el cerebro procesa las señales de peligro, incrementando la susceptibilidad a la ansiedad.


3. Factores Ambientales y Experiencias Vitales: La exposición a eventos traumáticos, como abuso físico o emocional, pérdidas significativas, o incluso eventos estresantes como la violencia sistemática, pueden desencadenar la aparición de trastornos de ansiedad en personas que ya tienen una predisposición genética.


4. Desarrollo Psicológico: Las teorías del desarrollo (o del ciclo vital) sugieren que las experiencias tempranas de vida, incluyendo el estilo de crianza y la relación con los cuidadores (apego), pueden influir en la susceptibilidad a la ansiedad. Un estilo de crianza sobreprotector o negligente puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.


5. Factores Socioculturales: La presión social, el estrés laboral, y las expectativas culturales pueden también contribuir al desarrollo de la ansiedad. Las diferencias culturales en la percepción y manejo del estrés y la ansiedad pueden influir en la prevalencia de trastornos de ansiedad entre diferentes poblaciones.


El estudio de Kessler et al. (2005) es particularmente significativo porque utiliza una muestra grande y representativa de sujetos para examinar la prevalencia y los correlatos de los trastornos de ansiedad. Este estudio proporciona evidencia robusta de que los trastornos de ansiedad son comunes y tienen una etiología multifactorial, implicando una interacción compleja entre factores genéticos, biológicos, y ambientales. Los hallazgos de Kessler y sus colaboradores resaltan la importancia de abordar estos trastornos desde una perspectiva integradora, considerando tanto las intervenciones médicas como las psicoterapéuticas para tratar eficazmente la ansiedad.


Trastornos de Ansiedad


Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5) encontramos:


1. Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG): Se caracteriza por una preocupación y tensión crónica, que resulta excesiva sobre actividades o eventos, incluso asuntos cotidianos. Los síntomas asociados a su diagnóstico son:


a) Preocupación excesiva que es difícil de controlar, ocurriendo casi todos los días, por al menos seis meses, sobre una serie de eventos o actividades.


b) Tres o más de los siguientes síntomas en adultxs (solo uno en niñxs): inquietud o sensación de estar enderezadx o con ‘los nervios de punta’, fatigabilidad fácil, dificultad para concentrarse o mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular, perturbación del sueño.


2. Trastorno de Pánico: Involucra episodios repentinos de miedo intenso, o un malestar severo, que alcanzan un pico súbito en pocos segundos, llamado ‘ataques de pánico’. Los síntomas asociados a su diagnóstico son:


a) Ataques de pánico recurrentes e inesperados.

b) Ataques de pánico recurrentes por al menos un mes, o más de preocupación persistente sobre tener otros ataques o sus consecuencias, y/o un cambio significativo mal adaptativo en el comportamiento relacionado con los ataques.


3. Fobia Específica: Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica. Los síntomas asociados a su diagnóstico son:


a) Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específicos.

b) El objeto o situación fóbica casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediatamente.

c) El objeto o situación se evita activamente o se soporta con un miedo o ansiedad intenso.


4. Trastorno de Ansiedad Social (TAS): Miedo intenso a situaciones sociales, en las que el individuo se siente expuestx a la posible evaluación negativa por parte de otrxs. Los síntomas asociados a su diagnóstico son:


a) Miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo está expuestx a la posible evaluación por parte de otrxs.

b) El individuo teme actuar de una forma, o mostrar síntomas de ansiedad que serán negativamente evaluados.


5. Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT): Ansiedad y otros síntomas que se desarrollan en respuesta a la exposición a un trauma severo. Los síntomas asociados a su diagnóstico son:


a) Exposición a la muerte real o amenazada, lesión grave, o violencia sexual.

b) Presencia de uno (o más) de los siguientes síntomas de intrusión asociados con el evento traumático: recuerdos recurrentes, sueños perturbadores, flashbacks, malestar psicológico intenso.

c) Evitación persistente de estímulos asociados con el evento traumático.

d) Alteraciones negativas en cogniciones y estado de ánimo asociadas con el evento traumático.

e) Marcada alteración en la activación y reacción (por ejemplo, comportamiento vigilante, reacciones de sobresalto exageradas).


Estos trastornos, a pesar de compartir la ansiedad como síntoma principal, se diferencian en las situaciones que la desencadenan, la manera en que se manifiesta y en los tratamientos más efectivos para cada uno.


Factores de riesgo


1. Historia familiar de ansiedad o trastornos mentales:  La genética juega un papel importante en el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad. Los individuos con familiares de primer grado que tienen trastornos de ansiedad u otros desórdenes mentales tienen una probabilidad más alta de desarrollar ansiedad. Esto sugiere una heredabilidad en la predisposición a esta patología, aunque el mecanismo exacto sigue siendo objeto de investigación.


2. Experiencias traumáticas: Las personas que han experimentado traumas, ya sean eventos únicos (como un accidente grave o un asalto) o prolongados y repetitivos (como abuso durante la infancia, guerra, o conflictos domésticos), tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos de ansiedad. El TEPT, en particular, está directamente relacionado con la exposición a eventos traumáticos.


3. Estrés crónico o acumulado: La exposición a situaciones de estrés prolongado, como dificultades laborales, problemas familiares, o enfermedades crónicas, puede incrementar la vulnerabilidad a los trastornos de ansiedad. El estrés crónico puede alterar los sistemas de respuesta al estrés del cuerpo y el cerebro, aumentando la sensibilidad a las señales de ansiedad.


4. Trastornos de la personalidad: Ciertos trastornos de la personalidad, especialmente aquellos caracterizados por la inestabilidad emocional, el perfeccionismo, o el comportamiento evitativo, pueden incrementar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad. Las personas con trastornos de personalidad a menudo tienen patrones de pensamiento y comportamiento que pueden predisponerlos a la ansiedad.


5. Otras condiciones de salud mental, como la depresión: La comorbilidad entre trastornos de ansiedad y otras condiciones de salud mental, especialmente la depresión, es alta. La presencia de un trastorno puede aumentar el riesgo de desarrollar otro; debido a la superposición de sus mecanismos biológicos, psicológicos, y sociales subyacentes. La ansiedad y la depresión, por ejemplo, comparten ciertas irregularidades en los neurotransmisores y patrones de pensamiento negativo; por esa razón, siempre vienen juntas; es decir, si tienes ansiedad es muy probable que te deprimas y viceversa.


Estos factores de riesgo pueden interactuar entre sí de maneras complejas, aumentando la probabilidad de desarrollar un trastorno de ansiedad. Es importante notar que la presencia de uno o más de estos factores no garantiza que una persona desarrollará un trastorno de ansiedad; son indicadores de vulnerabilidad que, combinados con otros factores individuales y ambientales, pueden influir en la aparición de la ansiedad.


Tratamientos psicológicos


El tratamiento varía según el tipo de trastorno. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es efectiva en muchos casos, ayudando a lxs pacientes a identificar y manejar los pensamientos y comportamientos que contribuyen a su ansiedad. Otras terapias incluyen la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia interpersonal (TIP) y, en algunos casos, la terapia de exposición. Veamos los casos concretos según cada patología:


1. Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG):


a) Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Se centra en identificar, desafiar y cambiar pensamientos distorsionados y comportamientos que perpetúan la ansiedad. También enseña habilidades de manejo del estrés y técnicas de relajación.

b) Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Ayuda a lxs pacientes a aceptar sus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos y comprometerse con acciones que mejoren y enriquezcan sus vidas.


2. Trastorno de Pánico:


a) TCC con Enfoque en la Terapia de Exposición: Específicamente para el trastorno de pánico, la terapia de exposición, una componente de la TCC, es efectiva. Implica la exposición gradual y controlada a las sensaciones físicas de pánico en un entorno seguro, reduciendo la sensibilidad de la persona a estos síntomas y su miedo a futuros ataques de pánico.

b) Terapia Psicodinámica Breve: Aunque menos común, puede ayudar a algunos pacientes a explorar conflictos emocionales subyacentes que contribuyen a sus ataques de pánico.


3. Fobia Específica:


a) Terapia de Exposición: Es la intervención de elección para las fobias específicas. Involucra la exposición gradual al objeto o situación temida hasta que disminuye la respuesta de ansiedad.

b) TCC: Puede complementar la terapia de exposición con estrategias para manejar la ansiedad y cambiar los patrones de pensamiento relacionados con la fobia.


4. Trastorno de Ansiedad Social (TAS):


a) TCC: Incluye técnicas de exposición para enfrentar situaciones sociales temidas, entrenamiento en habilidades sociales, y reestructuración cognitiva para abordar pensamientos negativos sobre el desempeño social.

b) Terapia Interpersonal (TIP): Aunque menos utilizada, puede ayudar a mejorar las habilidades de relación y comunicación, abordando problemas interpersonales que pueden contribuir a la ansiedad social.


5. Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT):


a) Terapia Cognitivo-Conductual enfocada en el trauma (TCC-T): Especialmente diseñada para el TEPT, incluye la exposición al recuerdo del trauma de manera controlada y segura, ayudando a procesar el trauma y reducir los síntomas.

b) Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR): Aunque no es una terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser efectiva para el TEPT. Utiliza movimientos oculares para ayudar a procesar y desensibilizar los recuerdos traumáticos.


Cada uno de estos tratamientos debe ser personalizado y adaptado a las necesidades individuales del paciente, teniendo en cuenta sus particularidades y el contexto de su trastorno ansioso. La selección del tratamiento más apropiado debe ser realizada por un profesional de la salud mental, basándose en una evaluación detallada del sujeto.


También, existe una amplia gama de terapias aún no estudias, a como la TCC y sus derivaciones, que son muy buenas para el manejo de la ansiedad, como los enfoques sistémicos breves, estratégicos, de expresión corporal, arteterapia, indagación compasiva, etc. Recuerda siempre, antes de aventurarte a probar algo nuevo, que la persona que te acompañe en el proceso sea un profesional de la salud con estudios especializados en eso que tú deseas probar y previo a tu inversión, tengas buenas referencias.


Finalmente, si los trastornos de ansiedad y sus síntomas no ceden con la atención psicológica, es posible que se escale a una valoración psiquiátrica y así tener tanto el apoyo farmacológico de un lado, mientras la terapia va surtiendo efecto por el otro.


Prevención


Prevenir los trastornos de ansiedad es un aspecto crucial en la promoción de la salud mental. Aunque no todos los trastornos de ansiedad pueden prevenirse completamente, ciertas estrategias logran reducir el riesgo y mitigar la severidad de los síntomas. Algunas recomendaciones basadas en evidencia son:


1. Mantener un Estilo de Vida Saludable:


a) Alimentación equilibrada: Una dieta nutritiva puede influir positivamente en el estado de ánimo y la resistencia al estrés.

b) Ejercicio regular: La actividad física libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

c) Sueño adecuado: Mantener un patrón de sueño regular y asegurar un descanso de calidad puede disminuir los niveles de ansiedad.


2. Practicar Técnicas de Manejo del Estrés:


a) Mindfulness y meditación: Estas prácticas ayudan a centrarse en el presente y disminuir la rumiación sobre preocupaciones futuras o pasadas.

b) Técnicas de relajación: Incluyen la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la visualización. Aprender y practicar estas técnicas puede ayudar a manejar las respuestas físicas a la ansiedad.


3. Buscar Apoyo en Redes Sociales y Familiares: Establecer relaciones de apoyo puede ofrecer un refugio seguro frente a las dificultades de la vida y disminuir los sentimientos de soledad y aislamiento, que son factores de riesgo para el desarrollo de la ansiedad.


4. Estar Atentx a los Primeros Signos de Ansiedad: Reconocer y aceptar los primeros síntomas de ansiedad permite buscar ayuda profesional a tiempo, lo cual puede prevenir el desarrollo de trastornos más serios.


5. Desarrollo de Habilidades de Afrontamiento: Aprender y practicar habilidades de afrontamiento efectivas para lidiar con el estrés cotidiano puede reducir significativamente la probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad.


6. Educación sobre la Salud Mental: Informarse sobre los trastornos de ansiedad y sus síntomas puede desmitificar estas condiciones y fomentar una búsqueda más temprana de ayuda.


7. Limitar el Consumo de Sustancias: Reducir o evitar el consumo de alcohol, cafeína y drogas ilícitas; ya que, pueden aumentar o desencadenar síntomas de ansiedad en algunas personas.


Implementar estas estrategias no garantiza completamente la prevención de trastornos de ansiedad, pero puede ser significativamente útil para disminuir su impacto y mejorar la calidad de vida. La prevención también incluye el fortalecimiento de la resiliencia mental; es decir, la capacidad de recuperarse frente a las adversidades, lo cual es fundamental para afrontar de manera efectiva las situaciones estresantes de la vida.


Resumen…


La ansiedad es una emoción natural que se convierte en trastorno cuando es constante y abrumadora. Sus causas son diversas, incluyendo factores genéticos, ambientales y psicológicos. Existen varios tipos de trastornos, cada uno con sus características y tratamientos específicos. La prevención juega un papel crucial en la gestión de la ansiedad, enfocándose en el manejo del estrés, el apoyo social y la adopción de un estilo de vida saludable. Reconocer tempranamente los síntomas y buscar intervenciones adecuadas puede mejorar significativamente la calidad de vida de quienes padecen estos trastornos.


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